Los colores que iba admirando eran de los tonos más variados, brillantes y nunca vistos por mi, y esa extraña sensación de que tu cuerpo y tu mente consciente están contigo, guiándote, pero a la ves tu subconsciente esta interpretando la realidad de una manera muy distinta, los sonidos profundísimos y tu conexión total con la naturaleza hacen de eso un sueno viviente.
Cuando llegué al punto mas alto del pueblo fantasma donde se encuentra una vieja mina de plata abandonada me siento en una ladera a disfrutar el paisaje, se acercaba el ocaso y yo no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, tan solo el mas increíble ocaso de mi vida, el sol ocultándose tras las montanas y todavía destellando haz de luz de colores indefinibles, muchísimos que a la fecha me cuesta trabajo recordar. El letargo es largo pero indiscutiblemente te sientes muy bien contigo mismo y con esa extraña sensación de haber aprendido un poco mas de los misterios de la vida.
En fin, al terminar el efecto ya después de más de 12 horas, me sentía totalmente agradecido con la maravillosa planta por haberme mostrado un sueño hecho realidad, me sentía sanado y con una sensación de haber conocido un poco de lo que según los indígenas huicholes dicen: “Ver al mundo con los ojos de Dios”. (El texto continua en 5 de 5)
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